"Los malos deben estar hasta el final"

DPA
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En solo siete años, Ken Follett ha escrito tres libros sobre el siglo XX. El último tomo, El umbral de la eternidad, que llegó ayer a las librerías.

Ken Follet - Foto: PLAZA

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Acaba de finalizar su Trilogía del Siglo. Detrás suyo quedaron tres libros con un total de 3.300 páginas en siete años. ¿Perdió una familia o una carga?

Simplemente estoy feliz de que haya funcionado tan bien. No estaba 100 por 100 seguro.

En su libro uno de los protagonistas asegura que Occidente no aportó nada a la caída del Muro de Berlín y al colapso del comunismo. ¿Cree eso de verdad?

Sí, estoy convencido de eso. Ese diálogo es entre dos agentes de la CIA. Fracasaron en todo. No querían que Vietnam fuera comunista, y fracasaron. No querían que Cuba fuera comunista y fracasaron. En Nicaragua también. EEUU y la Unión Soviética calificaron a muchas guerras como la lucha entre el comunismo y el capitalismo, pero ambos estaban muy cerca. Muchas veces eran simplemente guerras colonialistas. La gente quería decidir por sí misma, eso no lo entendieron Washington ni Moscú. Los comunistas se mostraban como los grandes liberadores, pero en realidad eran todo lo contrario.

¿Considera que los servicios secretos son innecesarios?

No, para nada. La tarea actual de los servicios secretos en el Reino Unido, Alemania y EEUU es reconocer y hacer frente a los peligros extremistas de los islamistas. Y considero que eso es un trabajo importante. Todos estamos amenazados por esta gente, nuestras familias, nuestros niños pueden morir. Por eso el trabajo de los servicios secretos es muy importante.

¿Pero estos servicios no van demasiado lejos al espiar a cientos de millones de personas?

Sí. Por eso es importante vigilar a estos servicios que vigilan. Y sobre todo debe haber sanciones. El que abuse de sus poderes debe ser castigado, sin duda. Creo que eso ocurre muy pocas veces. Los policías odian que les establezcan límites, pero un Gobierno debe encontrar el equilibrio entre la necesidad de mantener alejados los peligros y la de defender la libertad.

En sus libros queda claro cuánto detesta al comunismo. A la vez, los líderes rusos parecen estar cerca de la gente, mientras que los Gobiernos de Nixon y Reagan se muestran como parte de un bloque. ¿Usted es de izquierdas, no?

Sí, eso sin lugar a dudas. Pero debo admitir que mi idea sobre Nixon cambió. En los años 70 lo odiaba. Ahora investigué con uno de sus colaboradores y entre tanto debo reconocer que en algunas cosas fue muy bueno.

Usted es muy bondadoso con sus personajes alemanes y hay muchas cosas de las que se podría acusar a los germanos en el siglo XX. ¿Tuvo que escuchar alguna crítica al respecto?

Nunca. Sabe, la gente que combatió en la Segunda Guerra Mundial ahora es muy mayor, la mayoría seguramente ya está muerta. Cuando yo era pequeño, muchos decían que el único alemán bueno era un alemán muerto. Y por más terrible que eso suene, lo entiendo en cualquiera que haya combatido en la guerra. Pero yo nací en 1949. Hace 1.000 años, los daneses atacaron nuestro país, violaron a nuestras mujeres y se robaron nuestras cosas y por eso no los odiamos.

Y por eso hace 200 años la Marina británica redujo a Copenhague a cenizas. ¿Quizás puede considerarse que están a mano?

Sí, quizás. Pero en serio, los franceses odiaron a los británicos durante décadas. Los historiadores británicos hablan de la invasión inglesa. En realidad era una horda de ladrones que navegaron a través del Canal y se llevaron todo lo que pudieron. Y hubo violaciones y asesinatos. Los franceses hablaron de la peste inglesa. Sin duda, algunos siguen sin querer a los ingleses, pero de todas formas todo eso es parte del pasado, es historia. Eso no tiene que ver con las nacionalidades, sino con las circunstancias.

En sus libros los personajes muchas veces son muy simplistas. Los buenos son muy buenos, se ven bien y los malos son malos en todo sentido, incluso no son atractivos físicamente. Creía que eso solo pasaba en Disney.

Debería hacer un poco de memoria. ¿No tuve ningún malo bien parecido? Cameron Dewar, por ejemplo, ese era claramente uno de los malos...

¿Le gustan los malvados?

¡Los adoro! En Los pilares de la tierra hay un malo llamado William Hamleigh. Es realmente desagradable en todo sentido. Y no hay otro personaje del que me hablen tanto como de él. La gente me pregunta por qué no lo maté antes. ¡Pero si uno tiene un verdadero malvado no lo mata en la mitad del libro! Se le necesita hasta el final.