El triunfo del cambio y la rabia

Agencias
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Sanders y Trump golean en las segundas primarias demócratas y republicanas, al imponerse con rotundidad a los ganadores de la cita de Iowa y estrechan la carrera hacia la Casa Blanca

 
 
Los sondeos previos a las primarias de Nueva Hampshire celebrados ayer ya auguraban el triunfo de Bernie Sanders en el Partido Demócrata y de Donald Trump en el Republicano. Sin embargo, los dos ganadores en las urnas dieron la sorpresa al imponerse con sendas victorias contundentes a sus adversarios, dejando la carrera hacia la Casa Blanca al rojo vivo: el primero sacó más de 20 puntos de ventaja a su única rival, Hillary Clinton, mientras que el controvertido magnate obtuvo más del doble de los votos de su más cercano seguidor.
Tanto Sanders como Trump habían quedado segundos en los primeros caucus, celebrados la pasada semana en Iowa, pero en apenas ocho días dieron un vuelco en las urnas. Por primera vez, la victoria en Nueva Hampshire fue, al mismo tiempo, para dos figuras ajenas al aparato de los partidos, lo que supone, según los analistas, un mensaje firme de descontento que podría influir en las sucesivas primarias. El discurso del cambio, promulgado por el demócrata, y de la rabia, impulsado por el republicano, triunfaron antes de comenzar un camino más difícil en el sur y el oeste de Estados Unidos. 
En el lado progresista, tras el ajustado triunfo de Clinton en Iowa -menos de 0,5 puntos de diferencia con Sanders-, el senador por Vermont ganó en esta ocasión el duelo a dos que vive la formación de Barack Obama. Y lo hizo con rotundidad: un 59 por ciento frente a un 38 por ciento.
El veterano político, de 72 años y autoproclamado aspirante socialista, se ganó, nuevamente, el apoyo de los jóvenes, quienes le auparon a la gloria. 
Sin embargo, el estado del noreste de EEUU no representa al país demográficamente porque más del 90 por ciento de la población es blanca y casi no hay presencia de minorías, los grupos que apoyan a Clinton. Por ello, la votación de ayer no es tan trascendental como la de Iowa, que sí cuenta con hispanos o afroamericanos, ni como las que se presenciarán en las próximas semanas. Así, la precandidata confía en recuperar el terreno perdido en la próxima cita del próximo día 27 en Carolina del Sur.
 
Abanico de posibilidades. Más batalla se presenta en el bando republicano, donde son nueve los contendientes. Después del fiasco cosechado en Iowa, Trump pudo resarcirse y obtuvo un 35,1 por ciento de los votos, más del doble del segundo, el gobernador de Ohio John Kasich, que con un 15,9 por ciento dio la gran sorpresa al adelantar a los considerados principales adversarios del magnate: Ted Cruz -que quedó tercero- y Marco Rubio -quinto-. En cuarta posición quedó el exgobernador de Florida Jeb Bush.
El multimillonario, que en los últimos meses ha optado por cargar contra los aspirantes conservadores, centró su discurso como ganador en los segundos caucus en atacar a Sanders, al que acusó de «querer regalar el país», y en reiterar sus intenciones: «Hagamos a Estados Unidos grandioso de nuevo».
La pérdida de apoyos de Cruz y Rubio no preocupó sobremanera a los precandidatos, conscientes como Clinton de que el estado no cuenta con minorías como las latinas, que avalan a los dos políticos de origen hispano. 
Por su lado, el gobernador de Nueva Jersey Chris Christie, que logró unos discretos resultados, anunció que reconsiderará su futuro en la campaña, abriendo la puerta a un nuevo abandono en la pugna republicana, de la que se apartó la única mujer en liza, Carly Fiorina.
A falta de 270 días para las elecciones presidenciales, queda aún mucho camino por recorrer.