El Departamento de Estado declaró "personae non gratae" a esos 35 funcionarios de la Embajada rusa en Washington y el Consulado de ese país en San Francisco, a los que ha dado "72 horas para abandonar Estados Unidos". Los diplomáticos "estaban actuando de una manera que no es coherente con su estatus diplomático o consular", según explicó el Departamento de Estado en un comunicado