Sinopsis oficial
Con el telón de fondo de la Guerra Fría, transcurre en Norteamérica alrededor del año 1962. En el oculto laboratorio gubernamental de alta seguridad donde trabaja, la solitaria Elisa se halla atrapada en una vida regida por el aislamiento. La vida de Elisa cambia para siempre cuando, junto con su compañera Zelda descubre un experimento clasificado como secreto.
La crítica -
Por J.M.S.
Los seres solitarios son los grandes protagonistas de este irregular film, posiblemente la mejor película de la filmografía del director mexicano Guillermo del Toro, que ha realizado su obra más personal.
Con todos esos guiños que gustan a los fans, y rechazo de aquellos a quienes no les agradan sus propuestas, esta historia de amor más que un cuento de hadas supone un claro homenaje al cine de monstruos de “Serie B”, que se hacía en los años 50, y por las que este profesional siempre ha demostrado fascinación.
Alrededor del año 1962, en plena Guerra Fría, en un laboratorio gubernamental estadounidense de alta seguridad trabaja como limpiadora la soñadora Elisa, a quien su mudez aísla de los demás. Hasta que un día su única amiga, Zelda, descubre una criatura anfibia que califican de alto secreto. Pronto el misterio que la rodea atrae la atención de Elisa…
Guillermo del Toro envuelve, como es habitual en su filmografía, en una atmósfera visual impresionante esa bonita historia de amor que no conoce límites, donde hay imágenes tremendamente poéticas. Pero, al director le gusta demasiado el mundo del comic y el cine gore, de ahí que se alternen instantáneas con cierto halo mágico con algunas explícitamente violentas sin olvidar, sobre todo durante la primera hora de metraje, otras de contenido especialmente sórdido, como la escena de masturbación de la protagonista en la bañera o aquella de sexo del malvado con su mujer. Así, que no tiene mucho sentido sus declaraciones sobre que su intención” era crear una bella y elegante historia sobre esperanza y redención”. Esto se traduce en que lanza su discurso combativo de siempre, el que hemos visto en El laberinto del fauno o El espinazo del diablo, pero ahora con el escenario del conflicto soterrado entre las dos grandes potencias: EEUU y Rusia, donde no falta un estereotipado villano, un verdadero “monstruo” simplón, que es racista, machista y sigan añadiendo todos los términos que se les ocurran.
Nominada a trece categorías para los próximos Oscar, en los apartados técnicos son fantásticas tanto la banda sonora de Alexandre Desplat como la fotografía de Dan Laustsen, pero en esta categoría la terna es realmente inmejorable porque se enfrenta a trabajos tan magistrales como el de Hoyte van Hoytema en Dunkerque o al de Roger Deakins en Blade Runner 2049.