Vicente García

El buitre de colores

Vicente García


La seguridad en Ávila y “los gorros de Urdimbre”

25/04/2024

Si echamos un vistazo a la hemeroteca de este mismo periódico y a las de otros medios de comunicación abulenses de hace solo unos años, nuestra ciudad era considerada como una de las más seguras de Castilla y León y por lo tanto tenía uno de los principales alicientes para establecerse en ella.

Pero algo está cambiando y especialmente en este último año. Ya no se trata sólo de las propias estadísticas oficiales y gubernamentales que reconocen que el número de delitos y el índice de delincuencia lleva un ritmo creciente preocupante, sino que la sensación de los abulenses, no sólo en los pueblos sino en la propia capital es la misma. Incluso se han creado varios grupos de WhatsApp para denunciar robos y otro tipo de incidencias, independientemente de que se hagan lo primero a nivel policial; aunque visto lo visto la comisaría abulense debe estar bastante desbordada, y la colaboración ciudadana en la mayoría de las ocasiones es primordial e imprescindible para frenar algunos tipos de delitos.

Tampoco hay que exagerar demasiado, pero no hace tanto, era difícil escuchar que se robaba un coche en la capital, o que se sustraían herramientas y material de furgonetas de todo tipo; últimamente esto es más común de lo que la gente se piensa, que no se entera porque tampoco se hacen públicas estas acciones.

Está clarísimo que algo está pasando en Ávila y habrá que evaluar sus causas. Muchos nos preguntamos por qué una ciudad que hace sólo unos años era relativamente segura está cambiando, para mal, a un ritmo más rápido que lo deseado. Y por supuesto por qué no se ponen las soluciones efectivas y no tardando mucho, antes de que vaya a peor.

...Y pensando en lo anterior me acerqué el martes, el Día de la Comunidad, a ver cómo bailaba el grupo Urdimbre en el jardín de El Recreo, pensando a la vez que ¿dónde bailarían con el poco espacio que hay allí? Y, qué casualidad me encuentro por el camino con un amigo al que hace un par de días le acababan de robar de su furgoneta de trabajo todas las herramientas que llevaba, y cuando fue a poner la denuncia ya había más personas por allí por el mismo motivo. ¡Vamos que no es psicosis colectiva, sino realidad total!

Pues bien, llegando al mencionado jardín para deleitarme con ese grupo abulense que ha sido capaz de recuperar el folclore y ponerlo en valor, contemplo lo que me temía media hora antes. En un lugar tan reducido y encima bailando a ras del suelo, sin tarima que les eleve sobre público... Pues exceptuando los que se pusieron en primera fila, el resto apenas veíamos la evolución de sus bailes, los giros de los hermosos manteos y coloridas faldas. La mayoría de los allí presentes tuvimos que conformarnos con ver los gorros, las manos y castañuelas de los danzantes, escuchar los cánticos, tambores y dulzainas de los que estaban en el templete (a esos sí se los veía bien), e imaginarnos los movimientos sugerentes y bien ejecutados de este genial grupo abulense, cuya actuación se merece un lugar más apropiado y digno, porque aunque es de agradecer, y mucho, este tipo de espectáculos de cara al público abulense y visitantes y el ambiente festivo que allí se vivía, la localización está claro que no era la adecuada. Seguramente que el año que viene se mejorará. Y ojalá lo de la seguridad también. Es de esperar. :-()